domingo, 26 de febrero de 2012

Se acabó el carnaval... ¡Bienvenida la cuaresma!

En unos tiempos como estos ya casi nadie se da cuenta de que estamos en Cuaresma. Afortunadamente sociedad civil y religiosa andan por caminos distintos y hasta que las procesiones llenen las calles no habrá nuevo cruce.

¿He dicho que no nos damos cuenta de estar en Cuaresma? Miento. Yo sí me he dado cuenta porque las estupideces del Carnaval han llegado a su fin. No me malinterpreten. Entiendo esta fiesta y la pasión que despierta en aquéllos sitios donde la tradición se mantiene viva. No es en cualquier caso una fiesta que me guste.

Lo que no entiendo es la obsesión con montarla en sitios como Zaragoza, donde vivo, que dudo tuviera alguna vez afición popular alguna (siempre se puede echar mano al comodín de Franco-acabó-con-ella, cosa que personalmente dudo). Tal obsesión no me provocaría mayor problema si no tuviéramos los padres que vivirla en primera persona, queramos o no, vía las ocurrencias del profesorado, especialmente infantil.

Estas dos semanas pasadas tuvimos el primer encontronazo serio con las profesoras de primaria del colegio de mi hija Lucía (4 años). Para esta vez se les ocurrió montar una fiesta donde los niños debían ir vestidos de tribu africana. Tanga, decía mi niña. En estas situaciones el problema surge con la elaboración de los disfraces. No vale cualquier cosa. Las profesoras diseñaron un disfraz que había que confeccionar apropiadamente nosotros mismos, en nuestras casas, de elaboración algo complicada. El sistema anterior que consistía en que padres y madres (seré sincero, madres) quedaran algunos días a elaborar los trajes no funcionaba porque algunos se escaqueaban con o sin razón. Así que se nos envío a casa parte del material e instrucciones y se informó de las tutorías y reunión con los profesores para consultas sobre el disfraz. Para esto han quedado las tutorías, fíjese usted.

Mi mujer fue claro en ello: ¿y si no quiero hacer el disfraz? Ella había acudido hasta ahora a hacer el traje de mi hija y parte del de otro(s) , en malos horarios y con el estress que eso suspone. Esto pues le parecía ya totalmente desquiciante. La respuesta de la tutora fue inaceptable ("pues que no venga"), aunque siendo sinceros matizada posteriormente por escrito ("pueden venir sin estar disfrazados"). La solución que tomamos fue que Lucía tuviera una apropiada visita a un médico la tarde del festival.

No entiendo la postura de las profesoras de infantial. Se me escapa. Por un lado insisten que no son una guardería, por otro lado dedican el tiempo a estas gilipolladas de las que realmente no sé quién disfruta más, si el niño o ellas mismas (digo ellas, porque son ellas; la igualdad no ha llegado a este nicho laboral).

Cargar con trabajo a los padres me parece discutible. Los niños están ocho horas en el colegio y no sé qué sentido tienen seguir con tareas extraescolares siendo tan pequeños. Pero bueno, es su forma de hacer y he de amoldarme a ellas. Así que todas las semanas tenemos nuestras fichas, nuestro libro que leer y esas cosas. Ahora bien, dedicar horas a confeccionar un traje para quince minutos me parece ya increible. Personalmente, y puedo equivocarme, dudo que ellas sepan cómo vive una familia de hoy en día, pero cargar con actividades que en modo alguno ayudan a la tan cacareada formación del niño ya me parece inaceptable. Me decía una persona cercana que las profesoras de infantil son de
otro mundo y que de hecho muchas de ellas no tienen familia. Cada vez veo que tiene más razón.

PS1Me gustaría grabar algún día como hacemos los deberes de Lucía en casa, con su hermana Eva (22 meses dando vueltas, mangándole los bolígrafos, escribiendo encima de sus ojas hojas, con la misma Lucía agotada mientras tratas de decirle "a ver, Mariposa, ¿cómo se escribe?... Lucía, presta atención "Ma, Ma",... ¿qué letras van?. Lucía, escúchame. Lucía, Lucía...". Agotador

PS2 Como contribución a la temática carnavelesca del colegio, añado el "Cartas de color " de  Les Luthiers




6 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes querido. Lo del carnaval ya se ha convertido en una pesadilla para padres e hijos. Los míos este año lo dijeron claramente.¡No queremos disfrazarnos!. Nos disfrazamos en Halloween que es lo que nos gusta. Y yo les apoyo, faltaría más.

    http://menudoscabrones.blogspot.com/2012/02/carnaval.html

    Le dejo mi propia opinión del carnaval, valga esto como spam y publicidad encubierta, engañosa e ilegal .
    Un cordial saludo

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    1. Pues sí. Una soberana soplapollez, si me permite la ordinariez.

      Además te hablan de "confeccionar los disfraces" para que no haya diferencias económicas y tienes que comprar una camiseta y unas mallas negras (quién tiene esta ropa para un niño), mientras que en el chino de al lado tienes disfraces por 9 a 12 euros. Insisto, esta fiesta está en los colegios porque a las profesoras de infantil, o la mayoría o a quien tiene el control, les chifla.


      En cuanto a Halloween, no comparto esa crítica de porque-es-una-fiesta-americana. Es una fiesta divertídisima. Este fue el primer año que lo celbramos y Lucía se lo pasó de miedo.

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  2. No puedo estar más de acuerdo contigo y has expresado a la perfección lo que llevo (y mis hijos) padeciendo años. Por desgracia la fiesta no termina con infantil, y siempre hay pretextos para involucrar a padres e hijos en perder tiempo de clase y en casa en lo que sospecho que sólo gusta a los profesores...

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    1. Pues sí, en estas ocasiones se les ve a muchos profesores de infantil que les gusta demasiado las chorradas. También parecen no ser conscientes de lo difícil que es para una pareja con dos niños criarlos en el día al día como para exigir, que no pedirles, a los padres tiempo...para hacer los trajes en una fiesta. Y hablo de exigir porque la alternativa que te dan es que tú hijo se presente como el rarito del colegio

      Y a nosotros figurar cono los radicales, raros o extremistas nos da igual, pero no queremos que nuestros hijos estén ya señalados

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  3. Coincido plenamente con el coñazo (y perdón por el palabro tan incorrecto de género) que suponen ese tipo de festejos, peo no creo que la culpa la tengan las profesoras. En el colegio al que han ido mis tres hijos era la comidilla de los padres (cai todo madres, pero algún convencido también) durante semanas. Todas las decisiones sobre comprar, elaborar o lo que fuera las tomaba una comisión de padres, y lo poco que salía sensato es lo que se debía a las profesoras. Y carnaval era casi lo de menos; el festival de navidad (que si encima eres ateo es especialmente molesto) otro coñazo con su respectiva vestimenta, coreografía colectiva y demás. Últimamente Halloween no puede faltar, y el festival de fin de curso. El auténtico interés se ve en la cantidad de cámaras de vídeo que se despliegan en las "actuaciones" de los chavales. No te engañes, son los padres. Y ser de la minoría que no le ve la gracia es un problema.

    Por cierto, que este año en USA he descubierto que lo siguiente que nos espera es San Valentín, que aquí lo celebran ya en los colegios: hay que mostrar "el amor" a tus compañeros con un regalito tipo amigo invisible y cosas así. Preparémosnos porque no creo que tarde demasiado en legar.

    Yo soy un convencido de que los padres han de involucrarse mucho más en la escuela, pero que la casi exclusiva vía de participación consista en hacer disfraces es muy triste.

    Has mecionado de pasada un tema que a mi me parece aún más grave: la tarea. Cada uno de mis hijos (tengo 3 separados 4 años cada uno) ha empezado dos años antes que el anterior. Por lo que cuentas ya con 4 años llevan fichas a casa. Eso es si lo veo un horror, y ahí no hay más responsables que los profesionales.

    En fin, verse sin la limitación de 140 caracteres a veces es peligroso ;-)

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    1. Personalmente no me molestan demasiado los festivales tengan o no un sentido religioso. Mi posición personal está en el agnotiscismo, rayando peligrosamente el ateísmo, pero bueno, como liberal entiendo buena parte de la liturgia católica como parte de nuestras costumbres.

      En general, al menos lo que conozco de Aragón, son las propias profesoras las que parecen entusiasmadas con montar estos festivales. De nuevo, me da igual si la temática es Papa Noel o vestirse de africano para el Carnaval. Lo que no me parece de recibo es que, y estoy seguro de ello, buena parte de las consultas de las, digamos tutorías, de las profesoras este semestre esté relacionado con la confección del puñetero traje.

      Sí, lo de San Valentín este año va pegando fuerte. Parece algo similar a lo de Halloween. Yo mismo recuerdo que hace 5 o 6 años a nadie se le pasaba por la mente a salir a la calle a gritar eso "truco o susto", así que probablemente nos veremos ante una sobrecarga de ñoñismo sobre el tema.

      De todas formas, en lo personal, Halloween me gusta y entiendo que los niños les guste. Podrá ser todo americana que queramos, pero coño, es divertidísimo.

      Lo de las tareas ciertamente da para otra entrada que tengo proyectada. Sobre este tema tengo sentimientos fuerte. Quizás para esta semana o la que viene. Me gusta escribir en el blog pero tengo que atacar la pereza que me invade empezar y buscar un rato que nadie me moleste. Ahora mismo, con dos niñas de casi cinco y casi dos años, especialmente por la segunda, se hace casi imposible.

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